jueves, 26 de diciembre de 2013

¿Quién quieres ser?



- EH! Hijo de Puta! Dame mi bolso! - Gritó la señora con rulos en la cabeza mientras Él, se alejaba corriendo cual manifestante delante de los grises.
No fue difícil escaquearse, no fue la primera vez, ni sería la última, sabía perfectamente lo que hacía. No lo hacía por necesidad, tenía bastantes ahorros para pagarse su vida a plazos gracias a la herencia que le dejó su abuelo cuando palmó. Y qué herencia!.
Pero a él, le gustaba lo que hacía.

Perdonadme, no os lo he presentado. Él es un chaval de unos 18 años, y es reconocido por todos como un verdadero Hijo de Puta. Lo sabe, y no le molesta porque es la vida que ha elegido.  Como ya os he comentado antes, no lo hace por necesidad, lo hace porque se siente jodidamente bien hurtando.

La gente suele tener diversas aficiones o "hobbies" como lo llaman ahora. Sus compañeros de clase se pasan el día bebiendo alcohol repugnante con nombres que parecían sacados de la antigua Unión Soviética y calentándose las manos en los parques con un mechero (supongo que por el frío). Él no hacía nada de eso, no había probado una gota de nada que tuviese alcohol. Ni siquiera una buena cerveza, decía que eso a la larga te acababa volviendo imbécil, y que él necesitaba plenas facultades para poder seguir haciendo lo que le gustaba.

Le encantaba robar, pero sin ninguna mierda que pinchase, lo hacía suavemente, con cariño, pero claro, a veces salía mal y tocaba desgastar suela.
Robaba en la calle, en supermercados, en tiendas de ropa, incluso un día se llevó un "Luis Butrón" (como él los llamaba) de una tienda que supuraba insensatez y pijería de la calle Serrano.

Prefería sisar en superficies, y no a personas, pero si se daba la ocasión, ni lo dudaba.

Él no lo entendía, sus amigos poniéndose hasta el culo y desgastándose poco a poco entre vallas de colores, incluso comúnmente rompiendo aquello que las "autoridades" solían llamar mobiliario urbano y el Hijo de Puta era Él.

Le fue bien durante muchos años, tal vez no tantos, pero a Él le parecieron suficientes; hasta que un día robó a alguien que no debería haber robado. Decidió limpiar al hijo de un gerifalte de su barrio. Era concejal de nosequé, o asesor de nosequién, o nosequé porquería de algún ministerio. Da igual, el caso es que este señor era más corrupto que algunos policías del DF.

Cogido por un ladrón pensó. Qué ironía.

Resultó que el hijo del pez gordo no tenía más en la cartera que un billete de 20, y una bolsita transparente de algo con lo que sus amigos aliñaban el tabaco mientras se calentaban las manos en el parque.

20 euros - pensó- , eso no es nada.
 

Y efectivamente, no era nada, pero se llevo una buena paliza en comisaría por los amiguitos del gerifalte sudoroso.

Cuando le levantaron del suelo, y pudo abrir el ojo que no se encontraba debajo de la ceja que le acababan de partir de una patada, llegó a la conclusión de que era un Hijo de Puta. Pero era el mejor Hijo de Puta que había habido nunca.
 

martes, 15 de Mayo de 2012

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