jueves, 26 de diciembre de 2013

Entre líneas



Llanuras salvajes que no supimos domar, o nos limitamos a no querer hacerlo. Quisieron encontrarse sin preliminares con una furcia llamada realidad.
Estribados, sin quererlo (queriendo) y sin beberlo (bebiendo) nos estrellamos contra uno de los mejores muros con los que me he golpeado jamás.

La naturalidad debió erradicar el pseudopositivismo lejano que se convirtió en un día a día. Una terapia marcada por una comisura o las dos.

No se de que va todo esto, aunque sin saber es como mejor se van montando los legos. Saber corrompe, y si empiezas sabiendo, acabas por saber demasiado.
No tiene ninguna utilidad el compromiso de las letras si no se saben leer con los ojos certeros. Por poder, podéis intentarlo, pero tened cuidado, porque igual, al cerrar el telón no podéis volver a la insipidez que os venía caracterizando.

Inútiles hay muchos, pero pocos saben reconocer la inutilidad como necesaria para el auge de otros. Muchos de ellos intentarán cortar ese vinagre que se puso vino por nombre, pero nuestra simplicidad les corromperá ostentosamente mientras recorremos en nuestra cabeza las comisuras de las que os hablé antes.

Sabed también que nada son frases sueltas, las relaccionareis con vivencias que no tengo ni puta idea sobre que tratan, pero que supongo (más bien espero) que cierte relevancia las inunde. De nada sirve soñar si despierto puedes conseguirlo. El insomnio es para los valientes. Los cobardes se limitarán a pensar lo que entre la cama deshecha reze su subconsciente.

Me atrevería a decir que la famosa inutilidad, está disfrazada de cobardía vil y reducida al todo.

Seguid ladrando mientras os muerden si quereis acabar a cuatro patas delante de alguien que no debería, y no espereis ni un dólar por ello.
Insumisos, un mordisco en el cuello (de esos con lengua) paliará muchos de vuestros problemas. Joded y sed jodidos, pero cuando los ladridos sean aullidos, no se os ocurra levantaros de dónde estais.

Nadie sabe (y quien dice nadie igual quiere decir uno) cómo expresar lo que piensa. Nadie podrá involucrarse (ni lucrarse) tanto como eso que te ronda la puta cabeza, y que se niega a saltar al vacío. Porque eso, es lo mejor que se ha atrevido a rondar nunca.

Me rio por nada o no asimilo una risa certera. La risa no es nada si no suena cerca, si el eco no deja que resuene por  tus costillas. 

De tinta con pluma o sin ella va la cosa, con sus más que con sus menos, se mantiene y gana en sus trece (O 5 o 6 más)

lunes, 3 de Diciembre de 2012

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