domingo, 6 de agosto de 2017

Felicidades.

Tic, tac
Pensaba que las noches eran las que estaban hechas para escribir, pero me vuelvo a acordar que es domingo otra vez.

Tic, tac
Hoy, con la mirada al frente más que nunca, parece que un par de segundos significan un número más con algunas horas menos. 
No creo que el DNI nos de la madurez que necesitamos para encontrar la intranquilidad el último día de la semana, o la calma de saber que todo va bien por el sitio ese que tiene playa y que si Cervantes hubiese tenido algo de idea habría dicho: "En un lugar de la costa, de cuyo nombre quiero acordarte".

Tic, tac
Sigo con el "runrun" en la cabeza de la inopia de los cigarros consumidos, pero intento fumar menos por eso de no dejar que algo tan absurdo como un palito de nicotina y cáncer me controle. Ya me controlan otras cosas, y me sobran todas menos una o dos.

Tic, tac
Y no se si rascarme el reloj o darme cuerda al culo, cuando lo que quiero es mirártelo. 
No pensé que pudieses transmitir tanta seguridad, a alguien que se las da de tranquilo.
Parece que sobran kilómetros, y tentamos a la suerte diciendo que con algo más de dinero se tirarían esas líneas del suelo que algún iluminado llamó fronteras pero, ¿estamos seguros?.

Creo que he vuelto a recuperar la paciencia a costa de hacer un hueco.
Bueno un otro par, pero éste creo que está en la cabeza.

Tic, tac
Me sigue dando pena pensar que planteemos todo como si fuese un negocio, algo con lo que hay que tener cuidado para no perder toda tu inversión. Que no quiero dividendos coño, que quiero la empresa entera. Y ese es el problema.  La cobardía del "all in" que sólo sale a las 4 de la mañana y oliendo a ginebra.

Tic, tac
Y me sigo cagando en dios (con minúscula) y cada vez un poco más fuerte.
Y me sigue dando pánico el no poder elegir cuando estar solo, porque me encanta estar rodeado de gente.
Y sigo pensando que además de la dos piernas para sujetarnos colega, necesitamos otras dos con las que dar una vuelta.

Mira que al volver de viaje te dicen que vas a tener jet lag y movidas de esas, vas a tener depresión postvacacional y blablabla.
Lo que falta es un poco del #FFFF00 y para de contar. 

Y lo que te rondaré morena, como diría aquel otro. 

Con otros códigos de colores.




miércoles, 28 de junio de 2017

Un, dos, tres.

No se desubicarme de lo cotidiano.
Intento huir de la rutina pero acaba siendo tan cómoda que podemos llamarla hasta peligrosa.
¿De verdad es normal esquivar tanta espuma?
¿De verdad la gente puede esquivar el humo?

Tiene mucho que atrae, no me valen los "algos", pero no es nicotina o alcohol. Todos acabamos teniendo nombres y apellidos.
Y si no, nos los inventamos.

Evolucionamos corriendo, alejándonos de lo que considerábamos cotidiano, para entrar en otra asiduidad,pero mirando de reojo por la ventana, por si te llaman y tienes que irte sin maletas.

Creo, que la mejor sensación, tú que lees esto, y yo que escribo a veces, es sentir la comodidad del tiempo.
Poder decir: "yo me quedo en el aquí y el ahora sin miedo al segundero".

Y que nos sigan colgando los pies de lo alto que está.

Las malas influencias nunca fueron tan buenas, con tanto paréntesis por no haber pensado en conseguir (todavía), o no haber conseguido desabrocharme el botón de la camisa para respirar, y no para tirarla al suelo después de los gayumbos.

Es como una velada de boxeo en la que bailan, tirando los guantes al suelo y diciendo: "niña, me quedo aquí y con esto".

Pensándolo mejor, si somos capaces de escribir y transmitir eso, es porque hemos sido felices.
Y por tanto, podemos serlo.
Y por tanto, lo somos.

Yo paso de seguir mirando de reojo a la ventana.
Pero una idea sigue rondando en la cabeza: Sin saber bailar, sólo no se aprende.

martes, 27 de junio de 2017

¿Te atreves a cogerlo?

Al fin y al cabo las relaciones personales son como el ir muy rápido, encima de una moto vieja, pero a la que tienes un cariño especial. Y sin casco.

Bajas al garaje, y das una vuelta al rondo antes de montarte.
La miras y parece que todo va bien.
Nunca consigues estar seguro del todo.
Apoyas tu culo curtido en alguna que otra curva y apoyas los pies en el suelo (Qué importante es ésta parte).

Pegas un empujón con tu pie derecho
(por el que podrías ir escalando, piedra a piedra hasta llegar al ombligo);  y si, empieza a vibrar.

Desde el otro pie empujas esta vez hacia abajo metiendo primera
(sin atreverte a su subir tan alto como a esa cima del ombligo, y quedándote algo más bajo esta vez. Las carreteras secundarias son las mejores).

Pero qué cojones, por qué no subir ahora. Al fin y al cabo, primera es solo para arrancar y hacer un poco el kinki (¿Os acordáis de la obligación de asustar a las viejas no?).

Subes.
Subes de marcha.
Cambias de ritmo.
No quieres parar.
No puedes parar.
Notas el viento en la cara, por aquello de lo que hablábamos antes. Las relaciones personales son como ir sin casco.

Pegas un apretón con tu mano derecha.
Ya no son vibraciones sutiles, eso que empezó como una caricia ahora es un rugido.

Por otro lado, supongo que una de esas manías que tenemos todos pero que vamos perfilando con el cabo de los años es la de contar el tiempo desde que ves el rayo, para saber lo cerca que está la tormenta. ¿Quién es el valiente que no lo hace?

Colega, la tienes encima.

Carretera y sábanas, que las mantas acaban agobiando.

¿Es el miedo a ir sin casco?
¿La adrenalina de sentirte tan vivo?

Colega, no te puedes permitir meter la pata. La mayoría quieren volver a casa. Pero..
¿A cuál?

Algunas más cómodas que otras.
Algunas más acogedoras.
Pero lo que buscas, es protección, pero no, esto no es una mierda de campaña de la DGT.
Protección de la que te proporciona un sitio al que volver.


Y vamos a dejar el casco de lado.


miércoles, 21 de junio de 2017

Sin ruido de fondo.

Oír como se consume poco a poco el cigarro con cada calada.

Oír el silencio.
Preocuparte por nada.

Aplastar las latas para tenerlas catadas y no manchar la espuma.
Hacerte reír como nueva rutina.
Notar las plantas recién regadas.

Tener frío por no estar en el agua.
Manejarlo con calma para que duren algo más de veinticuatro horas.
Mancharme la barba con sed tan saciada.
Sacar fuerzas, y no necesitarlas.

Girarme y con eso, mantener la calma.
Escribir, y seguir oyendo nada.
Huir del asfalto, del ruido y sus máquinas.
Buscar piedras, conchas y calas.
No saber qué hacer, de no tener que hacer nada.

Somos la puta burguesía de la calidad de vida. Sed peces, no dejéis que os metan en latas.
Y no os fuméis hasta las letras, dejad al nombre libre que todavía queda mucho por escribir.



domingo, 28 de mayo de 2017

El misterio de las líneas paralelas a las que se la sudaban las leyes de las matemáticas y se cruzaron un día haciendo el canelo.

Los parecidos razonables, a veces originan dudas porque te reflejan tus defectos.
Las apariencias siguen engañando y acaban descubriendo lomos de buenos libros cubiertos por polvo.
Los gustos cambian, supongo que por eso de no sé qué de la evolución humana.
Lo kinki gusta, hace 40 años podíamos estar pelando cables de un 1430.
Los tugurios enganchan, y nos encanta que el del bar nos salude por nuestro nombre.
Las cuentas salen,  y nos encanta también pagarle la universidad a los futuros hijos del del bar.
Los perros gruñen, porque no dejan que cualquiera se meta donde no le llaman.
Los cigarros se acaban, pero no las ganas de fumarte.
Los miedos se huelen, aunque tapemos la nariz al resto.
Las ganas crecen, parece que suena un poco la maquinaria.

Imaginaos comiendo un filete, poco hecho, que esté crudo por dentro, sin sal ni pimienta.
Yo no soy quien para deciros lo que tenéis que hacer, pero echadle sal a la vida joder.



sábado, 6 de mayo de 2017

Morretes.

Conscientes de errores cometidos a posta.
Midiendo palabras con precisión milimétrica.
Buscando rincones donde no nos vean.
Nos encanta pasarnos de rosca,

Grados de más en noches de invierno.
Ruidos ahogados, no queda otra.
Tardes de viento empapando con gotas.
Perderse en lunares sin pena y con gloria.

Sorpresas curiosas estando en la ducha.
Sonrisas tontas escuchando las notas.
Sabanas quitadas, aquí no hay derrotas.
Ni patrias, ni banderas. A veces, tu boca.




martes, 14 de febrero de 2017

Goterones.

Empezó a llover.

Y las llamadas que sabes que llegarían, llegaron. Y allí estábamos para descolgar.
De hecho estábamos como a una hora. Pero eso a quién coño le importaba.
Ese fue el viaje en autobús más largo que había tenido hasta la fecha.

- "Tampoco será pera tanto" pensaba mientras miraba el móvil.
- "Yo creo que cuando me pasé a mí, no le daré tanta importancia".

Seguía lloviendo.
Avanzaba lento entre el tráfico.
Ya sabéis, aquí por la capital cuando los días se encapotan son más grises que en cualquier otro lado.

- ¿Dónde estás?"
- No lo sé.
- Si lo sabes.

Y lo supo.

Seguía lloviendo y no caía desde arriba. Caía más cerca del suelo. La peor lluvia que os podáis imaginar.

Y ahí, aprendes lo que significa el tiempo. Porque no existe. Nos lo hemos inventado.

"No será para tanto volví a pensar". "Son cosas que pasan".

Y paró de llover. Pero solo durante algunos años.
No os libráis. Ni vosotros, ni yo. Al final, te toca.

Te toca lejos.
Te estás viendo desde fuera. 
Y vuelves a no decir nada, pero porque no hay palabras.
No hay noche.
No hay mañana.
Pero había algo más de 300 km.

¿Sabéis lo poco que tarde el AVE en llegar a los sitios? Pues eso, lo del tiempo es un invento.
Y los vagones de primera son los más tristes de todo el tren.

Y estás cubierto.
Ni una nube.
Pero otra vez, se puso a llover más cerca del suelo.

Aunque esta vez desde un poco más arriba.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Papiroflexia.

Flaco, pálido, arrastra los pies.
Sujeta el cigarro como quien sujeta la vida del cuello.
Bebe. Con ganas de hacer debajo de la manta.
Lo que sube del moro es una necesidad, y sus mañanas huelen a primavera (o a concierto como el que dice).

Flaco, pálido, arrastra los pies.
A veces, le pica un poco la nariz.
A veces, le pica un poco la lengua.
A veces, le pica un poco el todo. Y se rasca.
No le gusta coser. Aunque no le importaría dar un par de puntadas.

Flaco, pálido, arrastra los pies.
Atrae más la burbuja que el globo. Y eso si que engancha.
¿Su respuesta? Una pajarita de papel, perfecta, con la servilleta del bar con las copas más baratas de tu barrio.

Flaco, pálido, echó a volar.


domingo, 29 de enero de 2017

Re-flexiones.

La estética del compromiso atraía lo mismo que el no poder dormir al llegar de fiesta.
-
El aprender a escribir sin estar jodido, no es tan jodido como no hacerlo.
-
El aprender algo, de alguien, es algo que nunca se podrá pagar con dinero.
-
El aprehender a alguien que merezca la pena, parece hasta fácil.
-
A veces, el desconocimiento de la ley, no implica su cumplimiento. Porque no nos da la puta gana.
-
A veces, el conocimiento de ésta, tampoco.
-
Ese que dijo lo de las mariposas del estómago se equivocaba. No hay mariposas, hay neurotransmisores.
-
Cómo nos gustan los neurotransmisores.
-
Que miedo nos dan las mariposas.
-

Si seguimos descubriendo, merece la pena. 

jueves, 12 de enero de 2017

Seamos serios.

Somos teóricos mediocres, y peores practicantes (como si lo dijesen los de Lagrimas de Sangre).
Curva a la derecha, ras.

No tengo ni idea de donde me estoy metiendo, pero me gusta.
Y yo creo que nos gusta.
Extremoduro seguía teniendo razón y además le haces sombra a la birra. No se si pa acordarme de tu pelo, o para olvidarme del resto.

Y son menos. Somos más.
Detrás de esa fachada te estoy viendo el ombligo.  Y no el ombligo ese del mundo, del que habla todo el puto mundo.

Sabes, siempre he sido más de Bukowski que de Benedetti. Y me encanta.

Sonríe un poco, que se te escapa.
Y qué bien te queda.




martes, 3 de enero de 2017

Causualidades,

Y me río yo de las casualidades.

La entelequia de las musas cada vez se hace más fuerte, y joder, quién pudiese tener una máquina para escribir.
El ordenador parece frío, pero la procesión va por dentro y quiere salir a putos borbotones.
Aunque sólo haya sido por eso de pegar tiros al aire,
y que las balas perdidas caigan,
y no(s) den a nadie. A todos.

Me río de las veces,
que entre las cosas que creíamos que no iban a dejar resaca,
me levantaba con el mejor dolor de cabeza que había tenido nunca.

Y de abrocharte la camisa como puedes, no como querrías.
Y de girarte y decir: he perdido?

Y me vuelvo a reír pero es que no creo en vosotras, casualidades.
Yo me creo las causas.

Que si, que te entretienes.
Que las copas baratas siguen sabiendo a lo mismo, pero cada vez nos las bebemos con más ganas.

Al final, habrá sido una de esas balas de las que hablábamos antes. Habrá rebotado y habrá llegado hasta aquí.

Pero escucha, por si no estabas tan perdida:
Os acordáis de eso de tan cerca pero tan lejos?

Pues no estaba muerto, estaba de parranda.

Volverán los mariachis

Qué bonita eres Madrid cuando quieres.
Sin prisas, pero con movimiento,
sin móviles pero atendiendo,
sin luces, pero deslumbrando
sin tráfico, pero caminando
sin nada que perder, pero ganando
sin ganas de perdernos, pero encontrándonos.

Que normal eres Madrid cuando quieres.
Sin humo de los coches, pero echándonos un cigarro
sin dolor de cabeza, pero con ruido de fondo
sin ganas de caminar, pero empujándonos
sin nada que decir, pero inventando
sin  querer comprar, pero gastándonos
sin ganas de volver, pero acampando.

Que mierda eres Madrid cuando quieres.
Sin nadie a quien querer, pero follando
sin nada que pensar, pero opinando
sin algo que sentir, pero llorando
sin besos de despedida, pero acabando
sin tiempo que perder , pero matándolo
sin ti, sin mí, ¿Hasta cuándo?