Flaco, pálido, arrastra los pies.
Sujeta el cigarro como quien sujeta la vida del cuello.
Bebe. Con ganas de hacer debajo de la manta.
Lo que sube del moro es una necesidad, y sus mañanas huelen a primavera (o a concierto como el que dice).
Flaco, pálido, arrastra los pies.
A veces, le pica un poco la nariz.
A veces, le pica un poco la lengua.
A veces, le pica un poco el todo. Y se rasca.
No le gusta coser. Aunque no le importaría dar un par de puntadas.
Flaco, pálido, arrastra los pies.
Atrae más la burbuja que el globo. Y eso si que engancha.
¿Su respuesta? Una pajarita de papel, perfecta, con la servilleta del bar con las copas más baratas de tu barrio.
Flaco, pálido, echó a volar.
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