martes, 3 de enero de 2017

Causualidades,

Y me río yo de las casualidades.

La entelequia de las musas cada vez se hace más fuerte, y joder, quién pudiese tener una máquina para escribir.
El ordenador parece frío, pero la procesión va por dentro y quiere salir a putos borbotones.
Aunque sólo haya sido por eso de pegar tiros al aire,
y que las balas perdidas caigan,
y no(s) den a nadie. A todos.

Me río de las veces,
que entre las cosas que creíamos que no iban a dejar resaca,
me levantaba con el mejor dolor de cabeza que había tenido nunca.

Y de abrocharte la camisa como puedes, no como querrías.
Y de girarte y decir: he perdido?

Y me vuelvo a reír pero es que no creo en vosotras, casualidades.
Yo me creo las causas.

Que si, que te entretienes.
Que las copas baratas siguen sabiendo a lo mismo, pero cada vez nos las bebemos con más ganas.

Al final, habrá sido una de esas balas de las que hablábamos antes. Habrá rebotado y habrá llegado hasta aquí.

Pero escucha, por si no estabas tan perdida:
Os acordáis de eso de tan cerca pero tan lejos?

Pues no estaba muerto, estaba de parranda.

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