Estas
palabras son una carrera hacia delante. Una huida en contra de la libertad.
Cuanto
más deprisa, más despacio como aquel que dice.
No sé
de que estamos corriendo pero es constante.
No
hay meta, sólo está presente el sacrificio de la carrera.
El
miedo es bastante habitual, tenemos parones, intentos de abarcar más de lo que
deberíamos o para lo que estamos concebidos.
Me
encantaría darte las gracias, por haberme descubierto otra vez y permitirme ser
quien siempre he sido. Aunque con toques de aquí y de allá, con mas cicatrices
de las que se ven en la cara. Pero el miedo del que hablaba se hace latente
cuando sé que un par de corazones se sirven en bandeja de plata.
No
me siento vulnerable, y no es por no poder romper algo que ya está roto (porque
está bien entero), lo que siento es pasarme de frenada con la mejor copilota
del rally de la vida (con b).
Es
miedo a elegir.
Es
miedo a la inmensidad de todo.
Es
miedo a la incertidumbre.
Es
miedo a la libertad.
Es la
seguridad de quererte por confiar en mí.
Nunca
tuve tanta inspiración como esos primeros meses, y ahí entendí a las musas de
los clásicos.
Porque
sin creer en Dios, conseguiste hacerme creer en algo.
Las
letras son también tuyas porque inherentemente formas parte de ello
Dejando
de lados palos, y macarras.
Es
una sensación horrible y la más bonita del mundo,
mis
inseguridades son mis miedos
y
mis miedos, son dudas.
Supongo
que no es fácil sentir que has conseguido oír tictac dentro de alguien que
parecía estar parado. No soy tan responsable. Es todo estética.
La
incapacidad de aprovechar el momento presente es la peor ansiedad, es la
latencia de lo pendiente. Y me niego.
Eres
la sensación más bonita del mundo, y cuando no lo veo es horrible,
tus
seguridades son mi descanso
y mi
descanso, merece la pena por los buenos días con camisa preparada para largarte
a currar.
Los
bares siguen estando, pero qué quieres que te diga, es como tomarse la birra
templada. Que no está caliente, lo sé. Pero tampoco está fría.
Reniego
de la carga sobre los hombros, y de tener que repartirla entre los que vamos de
viaje.
Que
le jodan, en el peor sentido de la expresión.
Yo
no quiero ser libre, por lo menos por ahora.
Yo,
quiero ser nosotros.
Perder
esa noción del tiempo sin conocer la mañana o la noche, el arriba o abajo.
Que
se pare todo. Que vuelva la calma. Y poder descontrolarlo en cualquier momento
dónde y como nosotros queramos.
Leí
algo sobre posmodernidad, y no creo que seamos fruto de ella.
Estoy
seguro que lo somos.
Lo
que tampoco sabía, es que podías construir un imperio dentro de alguien con una
sonrisa.
Pero
de las de verdad, de las que achinan los ojos.
Y te
cambia la voz.